Don Quijote se encontraba al lado de Sancho hablando sobre los sueños. Don Quijote le explicaba a Sancho un sueño que él tuvo la noche pasada. Mira Sancho ese es mí sueño:
Estaba yo durmiendo tranquilamente en unos matorrales, a las afueras de una ciudad, denominada Logroño.
Se despertó de un susto, abrió los ojos y vio un tigre. Se levantó de golpe y se fue corriendo muy rápido hasta el árbol más próximo que encontró, se subió arriba del todo del árbol y se quedó mirando que hacía el tigre. Esta fiera quería subirse al árbol pero no podía porque resbalaba. Don Quijote estaba muy asustado porque si el tigre subía al árbol ya lo tendría acorralado y lo atacaría pudiendo sacarle la vida.
Don Quijote se sentó en el árbol y esperó a que el tigre se fuese, pero esperó y esperó mucho rato y el tigre no se iba. Al final Don Quijote cogió una fruta y la tiró lo más lejos y fuerte que pudo para ver si podía distraer al tigre y así poder bajar e irse sin que el animal lo viera.
Mientras bajaba del árbol el tigre volvió rápidamente hacia él, y luego oyó una voz que decía baja no pasa nada. Don Quijote miró a ver quién había dicho eso, pero no encontró a nadie, luego vió que quién había hablado era el propio tigre.
Don Quijote muy asustado bajó del árbol, cuando tocó de pies al suelo el tigre se quedó quieto y luego Don Quijote le hizo carícias en la espalda.
Don Quijote se quedó parado de ver que podía hablar con el tigre, y empezaron a hablar sobre los bosques de Logroño.
Los dos se fueron andando uno al lado del otro.
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